
La flauta mágica de Mozart
El singspiel: una ópera a la alemana
La flauta mágica, en alemán Die Zauberflöte, es una de las obras más conocidas y alabadas de W. A. Mozart. Fue estrenada en el año 1791, muy pocos meses antes de la muerte del compositor, por lo que se trata de la última ópera del genio austriaco. En realidad, formalmente se trata de un singspiel, que es un género musical y teatral típicamente alemán, de carácter principalmente cómico y temática fantástica, que combina diálogo hablado, pequeñas arias solistas y números concertantes.
Durante todo el siglo XVIII, la ópera italiana (tanto el género bufo como la ópera seria) domina en el área alemana. En esta región, el singspiel se constituirá como el equivalente en alemán a la ópera bufa. Los dos grandes impulsores de este género serán, en el ámbito ideológico, el emperador José II, quien fundó una compañía nacional para estimular la producción de obras en lengua alemana; y, en el musical, el propio Mozart, que cultivó este género y lo elevó al más alto nivel musical y dramático.
Un universo mágico
La flauta mágica fue encargada a Mozart por su amigo el empresario teatral Emanuel Schikaneder, quien, conocedor de los problemas económicos por los que estaba pasando el compositor, esperaba conseguir con este estreno grandes beneficios económicos. El libreto de la ópera es una mezcla de cuento, magia, idealismo y masonería. Ambos, Schikaneder y Mozart, eran masones y pertenecían a la misma logia.
El argumento se desarrolla en un bosque imaginario y en una época atemporal, no especificada. Estaba dividido en dos actos y consistía, a grandes rasgos, en lo siguiente: Tamino debe salvar a Pamina, hija de la Reina de la Noche, que ha sido secuestrada por el malvado Sarastro. Ayudado por una flauta mágica y por el cazador de pájaros Papageno, se adentra en el territorio de Sarastro. Allí se da cuenta de que es la Reina de la Noche, y no Sarastro, quien encarna el mal. Para rescatar a Pamina, Tamino debe enfrentarse a una serie de pruebas. Una vez superadas estas pruebas y derrotada la Reina, Tamino al fin logra reunirse con su amada y, siguiendo la tendencia de las óperas de la época, se produce un final feliz en el que el bien triunfa sobre el mal.
En realidad, el hilo argumental es bastante complejo, ya que cada acto se divide en un buen número de cuadros. Aun así, se encuentran algunas incongruencias en el contenido del libreto, que desde luego no restan calidad a esta obra sublime, porque ¿acaso no se trata de una obra de temática fantástica? La flauta mágica recrea perfectamente la lucha entre el bien y el mal, el amor por el humanismo y por el idealismo, el deseo de alcanzar la verdad, la justicia, la fraternidad y la sabiduría… No es de extrañar, entonces, que ya desde el principio se configurara como una de las obras más importantes de la historia de la ópera y de la música.
Los elementos musicales de La flauta mágica
Los protagonistas de la obra cubren todo el ámbito vocal: Tamino es encarnado por un tenor lírico, Papageno por un barítono, Pamina por una soprano, la Reina de la Noche por una soprano de coloratura, y Sarastro por un bajo. Todos los papeles requieren una increíble destreza vocal, ya que Mozart incorpora numerosos efectos y registros muy extremos, como se puede apreciar, por ejemplo, en la famosísima aria «Der Hölle Rache» de la Reina de la Noche. La música es utilizada por Mozart para caracterizar tanto personajes como situaciones, y emplea para ello diversos medios estilísticos: canciones, arias líricas, arias de coloratura (una manera de cantar que consiste en la capacidad de ejecutar una sucesión de notas muy rápidas), recitativos acompañados, números concertantes, coros y fragmentos instrumentales que describen a la perfección los distintos ambientes y emociones por los que discurre esta magnífica ópera, una de las más representadas a lo largo de toda la historia de la música.
Escucha la Flauta Mágica de Mozart
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